¿Es la masturbación realmente perjudicial? Desmontando mitos y realidades
La masturbación ha sido objeto de controversia durante siglos, rodeada de mitos que carecen de respaldo científico. Desde el siglo XVIII, cuando el médico suizo Samuel-Auguste Tissot publicó un tratado sobre los supuestos males de esta práctica, hasta la actualidad, las creencias erróneas han persistido. A pesar de los avances en información, aún se difunden ideas como que la masturbación reduce la testosterona o afecta negativamente la felicidad.
Sin embargo, no existe evidencia científica que respalde estos efectos negativos. Por el contrario, numerosos estudios destacan los beneficios físicos, psicológicos y sociales de la masturbación. Entre ellos, el aumento de dopamina y oxitocina, que contribuyen a reducir el estrés, fortalecer el sistema inmunológico y mejorar las relaciones de pareja. Además, esta práctica favorece el conocimiento del propio cuerpo, lo que puede enriquecer la vida sexual.
El impacto de los mitos en la percepción social
La persistencia de los mitos sobre la masturbación tiene raíces más morales que científicas. En civilizaciones antiguas, esta práctica era vista como algo natural, pero con el tiempo, la asociación exclusiva de la sexualidad con la reproducción llevó a considerarla un pecado o una enfermedad. Esto dio lugar a creencias infundadas que aún hoy influyen en la percepción social.
En la actualidad, movimientos como NoFap han ganado popularidad en redes sociales, promoviendo la abstinencia con promesas de mayor autoestima y beneficios físicos. Sin embargo, estas afirmaciones suelen basarse en estudios limitados y mal interpretados. Según expertos, la educación sexual es clave para combatir la desinformación y desmontar estas creencias.
Beneficios de la masturbación según la ciencia
Lejos de ser perjudicial, la masturbación ofrece múltiples ventajas respaldadas por la ciencia. Entre los beneficios más destacados se encuentran:
- Reducción del estrés gracias al aumento de hormonas como la dopamina y la oxitocina.
- Fortalecimiento del suelo pélvico, lo que previene problemas como la incontinencia urinaria.
- Mejora del sistema inmunológico y del bienestar general.
Además, esta práctica fomenta el autoconocimiento, permitiendo explorar el placer más allá del orgasmo y compartirlo con la pareja. Lejos de afectar negativamente las relaciones, puede fortalecerlas al mejorar la comunicación y la intimidad. También, se ha demostrado que puede ayudar en la rehabilitación de ciertas disfunciones como la disfunción eréctil o la eyaculación precoz.
De igual modo, un estudio realizado con hombres jóvenes confirmó que la masturbación es útil como marcador para detectar disfunciones sexuales y posibles patologías vasculares, demostrando su papel en el ámbito médico.
¿Puede ser negativa en algún caso?
La masturbación solo podría considerarse problemática si se convierte en un comportamiento compulsivo. En estos casos, no es la práctica en sí misma lo que resulta perjudicial, sino la adicción que puede desarrollarse. Esto suele estar relacionado con el consumo excesivo de pornografía o con el uso de la masturbación como mecanismo para aliviar la ansiedad.
Además, practicar la masturbación de forma agresiva y repetitiva puede provocar molestias físicas, como lesiones en los genitales o irritación. También, adoptar patrones muy repetitivos en la manera de masturbarse puede dificultar alcanzar el orgasmo en actividades sexuales con una pareja. Estos problemas pueden gestionarse con ajustes en la práctica o mediante orientación profesional.
Es importante recordar que cada persona tiene una sexualidad única. Si la masturbación interfiere en la vida cotidiana o genera malestar, lo ideal es buscar la orientación de un profesional cualificado. La terapia sexual puede ser una herramienta valiosa para abordar estas situaciones de manera adecuada.
La cuestión de la testosterona: aclarando el mito
Un mito recurrente es que masturbarse reduce los niveles de testosterona y afecta al rendimiento físico, especialmente en deportistas. Sin embargo, investigaciones científicas han demostrado que no existe una relación directa entre la masturbación y una disminución sostenida de los niveles de esta hormona. Aunque algunas personas mencionan un ligero incremento en los niveles de testosterona tras periodos prolongados de abstinencia, no hay pruebas que indiquen que esto conlleve un impacto significativo en el rendimiento muscular o físico.
Por el contrario, se ha probado que la masturbación regular no perjudica la salud hormonal ni mental. Más bien, puede ser una forma de liberar tensiones y mantener un equilibrio emocional.
El papel de la educación sexual en la desmitificación
La falta de educación sexual sigue siendo un obstáculo para desmentir los mitos sobre la masturbación. En sociedades con fuertes tradiciones religiosas y tabúes, esta práctica gratuita y natural ha sido estigmatizada. Según especialistas, promover una educación sexual integral es esencial para fomentar una visión saludable y libre de prejuicios sobre la sexualidad.
La educación moderna sobre sexualidad ha permitido derribar muchos estigmas, mostrando que explorar el propio cuerpo y comprender las propias necesidades sexuales no solo es normal, sino beneficioso. Este enfoque inclusivo y basado en evidencia ayuda a las personas a tomar decisiones informadas y a vivir su sexualidad de manera plena.
¿Qué ocurre con el exceso de masturbación?
No existe una frecuencia específica considerada «normal» para masturbarse, ya que esta práctica varía según las necesidades y preferencias individuales. Sin embargo, si la masturbación excesiva interfiere con las actividades diarias, las relaciones personales o la salud emocional, es importante evaluar la situación.
El exceso también puede causar rozaduras o irritaciones en los genitales, mayor predisposición a infecciones por contacto repetido o dificultad para experimentar orgasmos de forma natural con otra persona. Si surgen estos problemas, se recomienda establecer límites y buscar métodos alternativos para obtener placer, como realizar actividades físicas o creativas, y en casos graves, consultar con un terapeuta especializado.
Conclusión: una práctica saludable y beneficiosa
En definitiva, la masturbación es una práctica sana y beneficiosa para la mayoría de las personas. Desmontar los mitos que la rodean no solo contribuye a mejorar la salud sexual, sino también a derribar barreras culturales que limitan el bienestar individual y colectivo.
Abordarla sin prejuicios, educar a la población y promover una actitud abierta son pasos fundamentales para disfrutar de una vida sexual plena y basada en el conocimiento científico. Si en algún momento la masturbación genera preocupaciones o malestar, la consulta con un profesional cualificado siempre será la mejor opción.