Cómo dejar de ser tan sensible y fortalecer tu mente
La sensibilidad es una cualidad humana que nos permite experimentar intensamente las emociones y sensaciones del entorno. Ser una persona sensible no tiene nada de negativo, pero cuando esta sensibilidad se vuelve excesiva, puede afectar nuestra salud mental. Por ello, es importante aprender a desarrollar nuevas herramientas y fortalezas mentales para gestionar mejor nuestras emociones.
En este artículo de Una Mente Inquieta, te ofrecemos consejos prácticos para descubrir cómo dejar de ser tan sensible y ser más fuerte. Además, podrás evaluar tu nivel de sensibilidad emocional con un sencillo test.
Por qué me emociono fácilmente
Es común que algunas personas reaccionen de manera muy emotiva ante ciertos estímulos: una discusión, una situación de crisis o incluso un momento romántico. Aunque llorar con facilidad no es algo malo, si todo nos afecta profundamente y dificulta nuestra vida diaria, podríamos estar enfrentando un caso de hipersensibilidad emocional. Este fenómeno está relacionado con la dificultad para gestionar las emociones, lo que puede generar fragilidad emocional y desbordamiento.
Según los expertos, es importante distinguir entre ser una persona sensible y ser hipersensible. Mientras que una persona sensible puede sentir intensamente las emociones propias o ajenas y seguir con su vida de manera equilibrada, una persona hipersensible experimenta un nivel de intensidad que dificulta su bienestar y afecta negativamente su día a día. Esta diferencia radica en cómo la sensibilidad se convierte en una limitación personal.
Cuando las emociones están siempre a flor de piel, aumenta el riesgo de padecer ansiedad, estrés o depresión. Además, esta sensibilidad extrema puede influir negativamente en nuestra autoestima, ya que las personas sensibles tienden a recordar con detalle comentarios o críticas, incluso en situaciones cotidianas. Estudios también destacan que la hipersensibilidad puede estar relacionada con experiencias del pasado o aprendizajes acumulados, como la falta de soporte emocional durante la infancia. Para superar esta hipersensibilidad, es fundamental entrenar la mente y fortalecer nuestra resiliencia emocional.
Test de sensibilidad emocional
Si tienes dudas sobre si eres una persona altamente sensible, puedes realizar un breve test. Responde «SÍ» o «NO» a preguntas relacionadas con tus reacciones emocionales y reflexiona sobre los resultados. Este ejercicio te ayudará a identificar si la sensibilidad está afectando tu bienestar emocional.
Según diversas investigaciones, las personas altamente sensibles (PAS) tienden no solo a experimentar emociones de manera intensa, sino también a percibir estímulos sensoriales de forma amplificada, como sonidos, olores o texturas. Si este perfil resuena contigo, es importante tomar medidas para mejorar la gestión de estas experiencias.
Si la mayoría de tus respuestas son afirmativas, es probable que seas una persona muy sensible. En ese caso, es importante comenzar a trabajar en estrategias para aprender cómo dejar de ser tan sensible y ser más fuerte. Puedes encontrar más recursos y tests completos en Una Mente Inquieta.
Cómo controlar la sensibilidad emocional
La sensibilidad no es algo negativo en sí mismo, ya que nos permite conectar con nuestro entorno y desarrollar empatía. Sin embargo, cuando se vuelve incontrolable, es necesario aprender a gestionarla. A continuación, te presentamos tres pasos clave para manejar la sensibilidad emocional y encontrar tu fuerza interior.
1. Identifica tus emociones
El primer paso para controlar la sensibilidad es reconocer los momentos en los que te sientes desbordado. Reflexiona sobre los estímulos y pensamientos que desencadenan estas emociones intensas y pregúntate por qué te afectan de esa manera.
Las personas altamente sensibles suelen identificar varios factores que contribuyen a sus reacciones emocionales. Entre ellos, estímulos externos como una noticia impactante, un cambio en el entorno o incluso interacciones sociales. Detectar estos detonantes te permitirá estar más preparado para enfrentarlos.
2. Cuestiona tus reacciones
Una vez identificadas las situaciones que te generan sensibilidad, analiza críticamente tus emociones. Pregúntate si estas reacciones son útiles o necesarias. Este proceso de reflexión te ayudará a racionalizar tus sentimientos y a regular tus respuestas emocionales.
Es clave hacer preguntas a tu diálogo interno, como “¿me ayuda pensar de esta manera?” o “¿cómo puedo evitar una reacción similar en el futuro?”. Reflexionar en un entorno tranquilo favorece esta introspección.
3. Desarrolla estrategias de afrontamiento
Las causas de la hipersensibilidad varían según la personalidad y el entorno. Por ello, es esencial crear estrategias personalizadas para superar los desafíos emocionales. Una técnica efectiva es aprender de los errores y verlos como oportunidades de crecimiento, lo que fortalece tu capacidad para afrontar situaciones difíciles.
Además, implementar prácticas como la meditación o el mindfulness puede capacitarte para mantener la calma y reducir el impacto de los estímulos emocionales. Estas herramientas te ayudarán a responder de forma más serena ante eventos desafiantes.
Qué rasgos definen a las personas muy sensibles
Se estima que hasta un 30% de la población pertenece al grupo de personas altamente sensibles, conocidas como PAS. Este rasgo se caracteriza por una intensidad emocional que supera la media y puede involucrar una percepción amplificada de los sentidos, como mayor sensibilidad al sonido, la luz o incluso al tacto.
Entre los rasgos más comunes de las PAS se encuentran una fuerte conexión emocional con los demás, dificultad para manejar críticas y una tendencia a sobreanalizar las situaciones. A menudo, estas personas también experimentan niveles elevados de inseguridad y una falta de confianza en la toma de decisiones. Estas características pueden complicar el día a día, pero también constituyen una gran fuente de empatía y creatividad.
Ser fuerte psicológicamente
Una vez que aprendas a gestionar tu sensibilidad, el siguiente paso es desarrollar una fortaleza emocional sólida. Esto implica trabajar en la resiliencia, una habilidad que te permite superar los obstáculos de la vida y aprender de ellos. Ser resiliente no significa evitar las emociones, sino manejarlas de manera equilibrada.
La resiliencia es una capacidad que se adquiere con el tiempo y la experiencia. Incluso las personas altamente sensibles pueden volverse resilientes si trabajan en ello. Puedes encontrar ejercicios prácticos para desarrollar esta habilidad en Una Mente Inquieta.
Ser fuerte psicológicamente no está reñido con ser sensible. La clave está en encontrar un equilibrio: gestionar las emociones sin reprimirlas, pero tampoco permitir que te dominen. Este enfoque te permitirá mantener una buena estabilidad mental y emocional.
Si deseas leer más artículos relacionados con cómo dejar de ser tan sensible y ser más fuerte, te invitamos a explorar nuestra sección de Crecimiento personal y autoayuda.